enero 08, 2012

Como un nene en Disneylandia

Una semana atrás, viví una experiencia única por segunda vez en mi vida: un partido de NFL en vivo. En esta oportunidad fue un Indianapolis Colts vs. Jacksonville Jaguars en el mismísimo EverBank Field.

Pocos recuerdos quedaban de aquel Indianapolis Colts @ Miami Dolphins en 2001. El de aquel entonces fue un partido por playoffs que finalizó en overtime con victoria del local. En contraparte, el domingo pasado vimos el último partido de la temporada regular donde lo único que podía definirse era el primer pick del próximo draft dadas las nefastas temporadas de ambos equipos (récords de 2-14 para los de Indianapolis y 5-11 para los locales).

Se vieron unos Colts que extrañaron a Peyton Manning como los 15 enfrentamientos previos contra unos Jaguars con importantes falencias en el área de los receptores complicando la tarea del novato Blaine Gabbert. De todos modos no es del partido en si de lo que quiero hablar, sino bien de todo lo que rodeó al mismo.

Tras 200 kilómetros recorridos desde Orlando, llegamos a Jacksonville dos horas antes del partido. La ciudad había literalmente frenado por el partido. Por las calles sólo se veían camisetas verdeazuladas. Maurice Jones-Drew, el verdadero héroe en este lío: contabilizamos con mi padre que el 80% de las camisetas del público -sino más- llevaban la 32 del corredor. Cabe mencionar que Jones-Drew terminó siendo el corredor con más yardas de la temporada regular de 2011-2012, batiendo el récord por temporada de la franquicia, y fue convocado por tercer año consecutivo al ProBowl.

Para quienes nunca fueron a un partido de fútbol americano, todo es exactamente como se muestra en las comedias norteamericanas: competencias de quién come más hamburguesas en 5 minutos, concursos para ganar autos con la mascota del equipo (en este caso el simpático Jaxson de Ville) y porristas sacándose fotos con fanáticos. ¡Incluso se vió una propuesta de casamiento en medio del campo de juego! Increíble pero real.

Presenciamos el partido en medio de un mar de fanáticos de la banda de Blaine Gabbert. La liga es tan federal que la localía juega un papel realmente importante. Lo extraordinario de todo esto es que al lado nuestro había dos hinchas de los Colts, algo realmente impensado en eventos deportivos en Argentina. Sentíamos cierta envidia ante la recíproca tolerancia que existía entre los cientos de hinchas de los Jaguars y los dos Colts vecinos al bromear sobre el partido con total naturalidad.

Para el mediotiempo, un momento emotivo: Wayne y Delores Barr Weaver perpetuándose en una de las tribunas del EverBank Field como 'Pride Of The Jaguars'. Los Weaver, dueños de la franquicia desde 1993, estaban en su último partido en tal cargo. Presenciaron los 352 partidos de los Jaguars en sus 17 temporadas (69 de pretemporada, 272 de temporada regular y 11 de postemporada). Todos y cada uno de ellos. La gratitud de los fanáticos por el compromiso del matrimonio Weaver a la ciudad de Jacksonville se hizo notar enormemente.


Fue un espectáculo deportivo donde la combinación de lo deportivo y el show fue la precisa. Una experiencia que recomiendo a todos hacer alguna ve en su vida.

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